Concretamente a ti y a todos tus compañeros. En estos días en que todas las empresas quieren ser el 'Uber de alguien' Humai, una diminuta start-up californiana, está decidida hacer algo diferente: convertir la muerte en algo opcional.
Aunque ni la idea ni el planteamiento son originales (sin ir más lejos, Calico de Alphabet lleva años trabajando en estos temas), Humai es la punta de lanza de una nueva generación de empresas dedicadas a un sector que empieza a pasar de la ciencia ficción a la ciencia a secas ¿Nos quedan 30 años para empezar a resucitar personas? Veámoslo.
Pero, ¿cómo piensan hacerlo?
Los equipos de Humai están usando todas las herramientas de la biónica, la inteligencia artificial y la nanotecnología para almacenar todos los datos biológicos y psicológicos (estilos conversacionales, patrones conductuales, procesos cognitivos). Todo estos datos codificados en múltiples tecnologías insertadas en un cuerpo artificial con el cerebro del humano a resucitar.
Como dice su CEO Josh Bocanegra, "la idea es sencilla, la implementación no". La primera fase consiste en recoger y acumular todos los datos posibles sobre sus clientes durante años. Para ello, están desarrollando diversas aplicaciones.
Al morir, el cerebro del cliente se congela mediante técnicas de criopreservación a la espera de que la tecnología esté desarrollada. A partir de ahí, el cerebro se implante en un cuerpo artificial. Los problemas obvios de envejecimiento cerebral pretenden solucionarlos con nanotecnología o, en cuanto se pueda, técnicas de clonación.
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