Cuando somos infectados por un troyano, y eso es relativamente sencillo si acostumbramos a instalar lo primero que aparece por Internet, podemos comenzar a sufrir consecuencias de todo tipo: nuestros datos son robados y enviados a quién sabe dónde, las conversaciones de skype pueden grabarse en vídeo y enviarse a otras personas sin nuestro permiso, tal y como comentamos ayer, nuestro ordenador puede comenzar a realizar acciones extrañas, o incluso a perder información… pero una de las más clásicas: formaremos parte de una red de ordenadores que atacarán a determinadas IPs cuando alguien desde fuera lo desee.
La idea es sencilla: se instala un sistema en nuestro ordenador, difícil de ser detectado, y cuando el atacante lo desee activará miles (o millones) de ordenadores infectados en todo el mundo para que envíen peticiones a un sitio web, dejándolo bloqueado durante horas, o incluso días.
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